lunes, 15 de octubre de 2012

Máxima expectativa ante el segundo debate presidencial con Obama bajo presión


HEMPSTEAD.- La expectación ante el segundo debate televisado entre Barack Obama y Mitt Romney, que será este martes en Nueva York, es máxima y con toda la presión para el presidente estadounidense tras su floja actuación en el primero y el ascenso del aspirante republicano en los sondeos.

Obama sigue hoy en Williamsburg (Virginia), donde está desde el sábado prácticamente encerrado preparándose para el debate en compañía de sus más cercanos asesores.

Pese a que está alojado en un complejo hotelero para amantes del golf, el presidente no planea dedicar tiempo a una de sus mayores aficiones y solo hizo una breve escapada este domingo a una oficina cercana de la campaña demócrata, donde saludó a algunos voluntarios y comentó que la preparación para el debate está yendo “bien”.

Después de haber hecho campaña durante el fin de semana en el estado clave de Ohio, Romney se ha recluido con su equipo cerca de su casa en Boston (Massachusetts) en vísperas del crucial debate, que se celebrará en la Universidad Hofstra de Hempstead (Nueva York) a solo tres semanas de las elecciones del 6 de noviembre.

Según dijo hoy Jen Psaki, portavoz de la campaña de Obama, a los periodistas en Williamsburg, el presidente está “tranquilo” y “lleno de energía” para un segundo debate con Romney en el que los ciudadanos lo verán “firme pero respetuoso” en la defensa de las “diferentes visiones” de país que tienen él y su rival.

Diversos asesores demócratas han insistido en los últimos días en que el presidente será más “agresivo” en este debate que en el celebrado en Denver, donde Romney se impuso con contundencia y a Obama se le vio acartonado y con dificultad para exponer sus ideas con claridad.

El propio Obama ha reconocido que en Denver tuvo “una mala noche” y que estuvo “demasiado correcto”.

Ahora toda la presión está de su lado para que pase a la ofensiva y ataque a Romney sobre su pasado al frente de la empresa de inversiones Bain Capital o sobre el polémico vídeo en el que el aspirante republicano menospreció al “47 por ciento” de los votante que, según él, no pagan impuestos y dependen del Gobierno.

Obama “tiene que transmitir confianza en sí mismo”, así como “explicar sus ideas de una forma más sencilla y clara con convicción”, argumentó hoy a Efe Carolyn Dudek, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Hofstra.

“Tiene que explicar su política y no dejar que Romney lo haga por él”, agregó Dudek, quien alertó, no obstante, de que hay “una línea muy fina entre parecer fuerte y ser agresivo”.

En cuanto a Romney, a juicio de Dundek debería hacer “lo mismo que en el primer debate”, pero también dar “detalles” de sus planes si llega a la Casa Blanca y “mostrar que su política es distinta a la de Obama” en áreas como inmigración o asuntos exteriores.

Los asesores republicanos han dejado entrever que Romney reiterará en este segundo debate sus posiciones más “moderadas” para atraer a los votantes indecisos e independientes.

En su primer debate con Obama el republicano afirmó que si gana las elecciones no recortará los impuestos a los ricos y subrayó su pasado como gobernador de Massachusetts, cuando aprobó una ley similar a la reforma sanitaria promulgada por el presidente en 2010 y trabajó, según él, “en colaboración” con la oposición demócrata.

Romney necesita ganar también este segundo debate para prolongar el impulso recibido a raíz de su buena actuación en Denver e intentar sacar ventaja a Obama en las encuestas de intención de voto.

Según un sondeo de The Washington Post y la cadena ABC divulgado hoy, Obama tiene el apoyo de un 49 % de los posibles votantes y Romney del 46 %, lo que significa un empate dado el margen de error de +/- 3,5 puntos porcentuales.

La encuestadora Gallup ha seleccionado a una serie de votantes indecisos para el debate en la Universidad Hofstra que harán preguntas a los candidatos sobre asuntos de política interna y exterior.

La moderadora será Candy Crowley, corresponsal política de la cadena CNN y presentadora de “State of the Union”.

La reconocida periodista ha adelantado que pretende tener un rol muy activo, algo que ha inquietado a ambas campañas y las ha llevado a exponer ante la comisión organizadora de los debates su preocupación por el papel que pueda jugar Crowley en la moderación de las preguntas del público, según la revista Time.

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